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Sequía amenaza seguridad alimentaria

Louisa Reynolds
Comunicaciones Aliadas

Más de 2.8 millones de personas en El Salvador, Guatemala y Honduras en riesgo de hambruna. Esta es una crisis humanitaria en marcha, la gente ya está padeciendo hambre. La situación de esta gente normalmente es crítica y si pierden sus cosechas, se torna de una gravedad enorme.


Sequía en Centroamérica
Foto: dialogo-americas.com
Al menos 50% de los cultivos en
Guatemala podrían perderse
debido a la sequía.

Los consumidores locales se mostraron consternados al descubrir el 14 de agosto que la grave sequía que ha arrasado con los cultivos en toda Centroamérica, había elevado los precios del maíz por quintal (46 kg) en 40 quetzales (US$5) en el mercado municipal de Quetzaltenango, departamento predominantemente indígena ubicado en el altiplano guatemalteco, donde este grano es el alimento básico principal.

También se han reportado incrementos de precios similares en departamentos como Retalhuleu y San Marcos, que afectan particularmente a los agricultores de subsistencia que viven por debajo de la línea de pobreza y que se ven obligados a comprar maíz y frijoles en los mercados locales cuando el rendimiento de sus cultivos es insuficiente para alimentar a sus familias.

La sequía ha sido un problema recurrente en América Central durante la pasada década y se prevé que para fin de este año la situación empeorará como consecuencia del fenómeno de El Niño, que se desarrolla periódicamente y se caracteriza por el calentamiento de las aguas superficiales del Océano Pacífico, dando lugar a lluvias torrenciales en América del Sur y sequía en América Central.

Según recientes estimaciones del gobierno guatemalteco, al menos 50% de los cultivos en el "corredor seco" —zona geográfica que incluye los departamentos orientales de Chiquimula, Jutiapa, Baja Verapaz, Retalhuleu, Santa Rosa, Zacapa, Quiché, Suchitepéquez, Jalapa y Huehuetenango— podría perderse debido al impacto de la sequía, poniendo en peligro la seguridad alimentaria de 168,278 familias y obligando a las autoridades a declarar estado de emergencia.

La Asociación Nacional del Café (ANACAFE) también alertó a principios de agosto que el impacto de la sequía en dos de las regiones cafeteras del país, Santa Rosa y Jutiapa, provocará una caída de 3% en la producción de la próxima temporada, lo que también afectará a los trabajadores temporales que viajan cada año a esos departamentos en busca de empleo.

Crisis humanitaria

Y de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), más de 2.8 millones de personas en Guatemala, el norte de Honduras y el oeste de El Salvador tienen problemas para alimentarse.

"Esta es una crisis humanitaria en marcha, la gente ya está padeciendo hambre. La situación de esta gente normalmente es crítica y si pierden sus cosechas, se torna de una gravedad enorme", dijo el vocero del PMA para América Central y el Caribe, Alejandro López, durante una conferencia de prensa realizada el 29 de agosto.

En respuesta a la sequía, el gobierno de Guatemala anunció que empezará a distribuir 4,000 TM de ayuda alimentaria a más de 170,000 familias afectadas, usando las reservas del PMA.

Sin embargo, López explicó que se necesitan más de 70,000 TM de alimentos cada 90 días para alimentar un millón de personas, y que el PMA solo tiene 12,200 TM, lo que significa que carece de los recursos necesarios para alimentar a las víctimas de la sequía en Centroamérica.

"Es probable que se requieran niveles atípicamente altos de ayuda humanitaria, posiblemente los más altos desde el huracán Mitch en 1998, con el fin de evitar una crisis alimentaria", señaló Famine Early Warning Systems Network (FEWS Net), en un reciente informe.

El Consejo de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN) de Guatemala, ente coordinador que incluye a representantes de los ministerios de Agricultura, Salud y Ambiente, entre otros, así como a la Vicepresidencia y organizaciones de la sociedad civil, publicó la primera semana de agosto un informe que identificó los 208 municipios más afectados por la sequía y estimó que el gobierno necesitaría al menos 340 millones de quetzales ($43.3 millones) para distribuir los recursos necesarios a fin de evitar el fantasma de una hambruna generalizada en esa zonas. No obstante, todavía no está claro cómo el gobierno obtendrá esos recursos.

Mientras tanto, en Nicaragua, donde los precios del frijol rojo subieron en 129% entre enero y junio del 2014, según FEWS Net, red de alerta temprana sobre hambruna dirigida por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el presidente Daniel Ortega autorizó recientemente la importación de 40,000 TM de frijol rojo y 73,500 TM de maíz blanco para ayudar a bajar los precios.

En la vecina Honduras, el gobierno está distribuyendo arroz, frijoles, harina y suplementos vitamínicos a 76,000 familias afectadas por la sequía.

Sin estrategias de largo plazo

Sin embargo, el nivel del problema y su recurrencia ilustra lo poco apropiado de las medidas tomadas por sucesivas administraciones en la pasada década para enfrentar el problema, incluyendo estrategias a largo plazo para reducir el impacto del cambio climático y proteger la seguridad alimentaria de las comunidades agrícolas.

Según un estudio publicado por el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar en Guatemala, el país ha sufrido dos graves sequías: una en el 2001, que puso en peligro la seguridad alimentaria de 1.4 millones de personas y una segunda en el 2009, que fue aún más fuerte e impactó a 2.5 millones de personas que sufrieron hambre.

El IARNA precisa que aunque el cambio climático es un fenómeno global y que es muy poco lo que puede hacer una nación pequeña y en vías de desarrollo como Guatemala para reducir significativamente su vulnerabilidad ante este, sucesivas administraciones han dejado de invertir reiteradamente en la necesaria tecnología e infraestructura que aseguren el adecuado manejo de recursos hídricos y evitar la sequía en los departamentos orientales del país.

El estudio enumera una serie de medidas que podrían ser implementadas a fin de reducir el impacto de la sequía en esta región, incluyendo riego por goteo, técnicas agrícolas más eficientes y la construcción de reservorios para asegurar a las comunidades acceso a recursos hídricos en tiempos de escasez.

Otro problema grave en toda la región es que la mayoría de países carecen de un marco legal específico que regule el manejo de los recursos hídricos del país, garantice a las comunidades acceso al agua y establezca penas severas para evitar la contaminación de ríos y lagos.



Publicado: septiembre 2015

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