Latice - Latinamérica en el Centro

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Masculinidades en América Latina

Hugo Huberman
Coordinador de la Campaña Lazo Blanco de Argentina y Uruguay
hugo.huberman@gmail.com

Entre el Pablo Neftalí y yo tenemos algunas cosas en común, su segundo nombre remite a mi judería, su guata (vientre protuberante) es similar a la mía, su poesía es muy superior a lo que yo no me atrevo a pensar siquiera y fue educado como hombre en esta América diversa, igual que yo.

Hugo HubermanA él también le pasa que se cansa de ser hombre, esa demanda continua de presencia de ritos, percepciones y violencias, el cuenta Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, suele pasarme, los días que siento que no aprobé mi examen continuo de macho cabrío, ruega Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

En esos días no quiero ni que me miren ni que me toquen, soy un poco hombre, menos que otros, eso me subleva.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre, escribe Pablo y a mi me duele el alma, me canso de tener que ser la autoridad familiar cuando no estoy en todo el día en mi casa, me molesta que mi jefe me trate como un inútil, y yo silencio, hay que traer el sustento a casa, yo soy el responsable, el que no puede enfermarse ni deprimirse, el que todos los días de grises grisáceos atraviesa la ciudad colgado de su desazón, indoloro.
No me doy cuenta solo Don Pablo me lo nombra, No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

Palabra por palabra, no tengo registro lo que siento, pero suena a opaco, sin embargo sigo comiendo, cosas que me preparan y todos los días sigo pasando por el bar, a tomarme mi vinito del olvido, entre otros, con otros, por otros.
No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos ateridos, muriéndome de pena.

Lo sé. Pablo, lo sé pero siempre, fue así, desde chico cuando erraba un gol y toda la familia no me hablaba por días.
Cuando joven, y todas las mujeres y hombres del barrio, me miraban preguntándome sin palabras con gestos: ¿Ya lo hiciste? , hasta hace poco cuando no venían los hijos, me dolían, como si en sus miradas hubiera un: este ni para eso sirve.

Sin Embargo sería delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de frío.

Me río, este Pablo, me da permiso hasta para dar muerte, y quedar sin rastros de la misma, también me incita a gritar, y en casa siempre me dicen viejo no levantes la voz en esta casa.

Verde es un color que no conozco, es fuerte y claro, no me lo puedo imaginar. Si Pablo me canso de ser hombre, desde estas demandas y miradas pre fijadas, si Pablo querido me harto de los privilegios con que fui imbuido, solo por tener pene, a no dar explicaciones, a tener siempre la ultima palabra, a estar siempre listo para una sexualidad única y aprendida, solo genital y coital, me pesa no tener otras oportunidades.

Me duelo Pablo de la desigualdad en el acceso a recursos, con respecto a las mujeres, me asquea la violencia como restricción de derechos concreta hacia mujeres, jóvenes, niñas, niños y otros hombres, vistos como menos hombres. Me inhibo de tener intimidad íntima con otros hombres, de contarles como me siento con mi vida, no con el futbol, la política o las mujeres, de hablarles de mi ser persona, de mis necesidades, a ver si piensan que soy…
Pablo quedate tranquilo, descansa en paz, te abrazo en la letanía de estas palabras, y te cuento que no me canso de ser hombre educado como tal, cuando percibo lo que siento, cuando puedo ser solidario con mis hermanas y hermanos, cuando doy cuenta de mis errores y me responsabilizo de ellos públicamente.

Cuando puedo orinar sentado tranquilo, cuando expreso mi felicidad por la vida que elijo conscientemente, por la amorosidad que re-aprendí y el cuidado con que me trato, y por ende las personas con que me cruzo e intercambio, por mis deseos acciones de un mundo mas humano y menos doloroso, por disfrutar de mi sexualidad sin reglamentos que la regulen, por la presencia profunda de la Tana en mi vida, y mis deseos de coexistencia, por los abrazos de otros, por el pasamanos de mimos con que ando por el mundo, si Pablo así no me canso, aprendí , no sin dolor, similar la de muchas compañeras, que hay tantas maneras de ser hombre como personas en el mundo, infinitas, inacabadas, indagantes, no aplaudidas ni bienvenidas, solo están en mí, van conmigo, sin cansancio, todos los días salgo a la calle con mi ser persona, despierto, apasionado, con mis quiebres y fracturas a cuestas, pero haciendo de este mundo, el mundo de todos y todas sin exclusiones, ni diferencias, me siguen pidiendo que sea un hombre y que lo demuestre en cada gesto, en cada pisada, en cada comisura de mis labios que pronuncian la frase mágica, soy persona haciéndose: Pablo amado.



Publicado: enero 2014

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